No debemos olvidar que la salud bucal es igual de importante que la del resto …
Para un corredor existe algo más importante que la competición. Se trata del compromiso firme de de superar una marca lejana que se acerca poco a poco a través de un proceso ineludible: el entrenamiento.
La competición, ya sea contra los adversarios o contra uno mismo, siempre requiere llegar en óptimas condiciones, cuerpo y mente conocen la meta próxima que ya han tocado imaginariamente en muchas ocasiones. Pero el entrenamiento exige prepararse para superar una meta incierta, es un camino sinuoso que debe adaptarse al cuerpo. De ahí la necesidad de desmenuzar la gesta en pequeñas batallas. Este es precisamente el arte de entrenar.
Antes de prepararse impulsivamente para acometer la ansiada competición hay que tener en cuenta unas pautas elementales.
Conocer el propio cuerpo es parte clave para evitar lesiones. Saber si existen lesiones latentes y reposar tras padecer molestias son factores que disminuyen riesgos. Es importante llevar a cabo una prueba de esfuerzo (ergometría) para descartar posibles afecciones graves, comúnmente del corazón que podrían desembocar en un problema importante de no ser detectadas.
Cuando se comienza a entrenar hay que tener especial atención a los síntomas que presenta nuestro físico y conocer las técnicas básicas de la disciplina.
Un buen entrenamiento en carrera suele dividirse en varias fases: calentamiento, carrera, reposo y estiramiento.
A la hora de fijar los objetivos hay que ser realista. Series, cuestas o tiradas largas son entrenamientos reservados a gente que tiene un nivel medio o alto y que quiere seguir mejorando, mientras que combinar tramos de carrera con tramos de paseo se recomiendan a las personas que se inician.
La parte del calentamiento consiste en preparar a los músculos para lo que le viene después. Ser cuidadoso en estos aspectos evita numerosas lesiones. Cuando se empieza la práctica deportiva se deben evitar fuertes contrastes en las actividades y subir la carga y el esfuerzo gradualmente. Lo mismo es indicado para finalizar. Estirar tras la carrera para relajar la musculatura ayuda a recuperarse.
Para los recién iniciados lo principal es acostumbrar al cuerpo a los impactos. La carrera es un deporte que conlleva fuertes impactos que se distribuyen a través del cuerpo. Llevar plantillas amortigua el impacto y ayuda a corregir las desviaciones de la pisada. Caminar y correr en intervalos es la manera más efectiva de hacerlo, reduciendo progresivamente el tiempo de paseo y aumentando el de carrera hasta llegar a dejar de caminar.
Siempre se debe contar con un equipamiento adecuado. Un error de principiante es pasar por alto el uso de zapatillas adecuadas o plantillas para correr.
Un estudio biomecánico de la pisada nos revelará cuál es nuestro tipo de pisada y qué defectos deben corregirse.
Cuando los objetivos son ambiciosos se debe consultar a un entrenador.
El entrenamiento es la parte prosaica del deporte. Precede a la poética de la competición, y como todos los trabajos requiere dosis de creatividad para sobrellevarlo. Es un acto repetitivo, a veces tedioso, y sin duda exige una preparación mental importante. Por eso tomar las medidas adecuadas, conocer los fundamentos de la práctica deportiva y consultar a personal especializado servirá para no caer en la frustración y disfrutar de los éxitos personales o en el deporte.