No tenía una peseta, pero su joyero, repartido entre los escondrijos del armario de su …
Desde el techo hasta el suelo, todo los objetos que abarrotan los tres pasillos de esta pequeña tienda se venden. Espejos, lámparas, percheros, marcos, teteras… la variedad es infinita. Y también de estilos. Aquí, el aire retro convive con el romántico, el oriental, el étnico o el industrial, todo en la misma estantería. Sólo hay un requisito para formar parte del inventario de este curioso bazar: sea lo que sea, tiene que gustarle al dueño.
Roberto García abrió Veo-Veo hace 15 años, cuando él tenía tan sólo 21. Como a muchos emprendedores, le sobraban ganas pero le faltaba capital. Resolvió lo segundo poniendo un puesto de castañas en invierno y uno de helados en verano. Así recaudó el dinero necesario para abrir una suerte de ‘todo a cien’ que con los años (cinco exactamente) se convirtió en lo que es hoy. Ahora se pasea por las ferias de media Europa buscando los objetos más curiosos, muchos de ellos hechos a mano: «artículos singulares, que tengan un diseño original y que sean útiles».
Es difícil pasar frente al escaparate de Veo-Veo y no detenerse. Podría ser la televisión retro, el perchero violín o la jukebox la que terminen atrapándote. O cualquier otra cosa, porque la entrada de esta tienda se renueva con frecuencia.
Aunque ya avisamos, es mucho más complicado entrar dentro y descubrir todo lo que tienen en una sola visita. No es porque sea grande, es porque hay decenas de objetos. Y todos, incluso los que no te comprarías ni loco, llamarán tu atención.
28005 Madrid
914 74 15 22
Texto y fotos: Irene del Cerro.