Para un corredor existe algo más importante que la competición. Se trata del compromiso firme …
Por mucho que me sienta chulapa y castiza, tengo que reconocer que París me priva. Y claro, si encuentro un refugio con aires parisinos en pleno barrio de Chamberí, me tiene que conquistar sí o sí. Es lo que me ha pasado con Le Petit Salon.
Conocí a Elena, la directora y fundadora de Le Petit Salon, cuando mi vida pasaba entre escaletas y micrófonos de la cadena verde. Gracias a Susana Arribas, de comunicación de Biotherm, descubrí este oasis frenchie en pleno corazón chamberilero y no me quité el sombrero porque soy tan cabezona que no me cabe.
Después llegó la sesión de fotos de mi señor esposo, Javier Arroyo, a mi queridísima Helena Resano (Helena, si nos lees, un saludo; si no lo haces, ¡empieza, leñe!). He aquí el resultado.
Y a partir de entonces, un par de manicuras, un bronceado DHA instantáneo… y, de pronto, se me ocurrió que era el lugar ideal para pasar una tarde de risas y mimos beauty con amigas.
Para la ocasión elegimos un menú compuesto por manicura + pedicura completa. Tengo que reconocer que lo paso fatal cuando llega el momento del torno… ¡porque me pueden las cosquillas! Pero claro, el resultado es magnífico: pies perfectos (que aún duran impolutos, dos semanas después).
El coral fue el color elegido por casi todas (salvo mi Helen del alma, que luce un rojo guinda divinísimo en los pies y un nude superestiloso en las manos)… aunque a Aurora casi la convencemos de que se atreviese con un verde esmeralda muy cool (dice que para haber dejado la manicura francesa hace solo unos meses, el coral de momento es más que suficiente).
¡Ah! Y Elena tuvo el detallazo de invitarnos a una botella de cava para brindar porque hoy es hoy… y unas deliciosas palmeritas de chocolate. Menos mal que además de manipedis también hace tratamientos reductores, que si no…
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