Pestañas extralargas para chulapas sin rímel

Queridas chulapas, por fin tengo cuatro cosas en común con la reina Letizia. A saber: ambas somos periodistas (y hasta hemos estudiado en el mismo búnker), las dos hemos vivido en Vicálvaro, las dos usamos Secretos del Agua para cuidar nuestra melena… ¡y las dos llevamos extensiones de pestañas!

Que conste que me he enterado de la cuestión cuando he empezado a bichear por Internet con mi mirada nueva. Vamos, que ponerme extensiones de pestañas no ha sido una decisión fruto de la imitación de doña Leti (y eso que la reina me mola, aunque no esté demasiado bien visto), sino de la recomendación de Puri, la directora de Franck Provost Ortega y Gasset 81. Me dijo que me cambiaría la mirada… y tenía toda la razón. Desde que llevo las pestañas XXL todo el mundo me dice lo bien que tengo la cara (y eso que llevo desde septiembre sin repetir radiofrecuencia… y la mitad de los días no tiro de maquillaje, perezosa que es una).

[Apunte al margen: el grano que veis sobre los labios desapareció a los dos días de este reportaje pero yo, como Inma Cuesta, me niego a photoshopearme. Sí, qué pasa, yo también soy viejoven].

El efecto «buena cara» de las extensiones de pestañas tiene una explicación: «vuelve los ojos más grandes y tiene un efecto visual que reduce el exceso de piel en el párpado superior». Lo dice Teresa de la Cierva y lo que ella cuenta va a misa.

Pero ojo con confundir las extensiones de pestañas con las pestañas postizas: las extensiones se ponen pestaña a pestaña, unas cien por cada ojo, y lleva aproximadamente dos horas de trabajo. En Franck Provost las eligen de pelo natural, pero también podéis encontrarlas de visón. La esteticista (en este caso, mi querida Brigitte) os va poniendo cada pelo encima del vuestro propio y lo fija con un pegamento que hidrata la propia cutícula.

El cuidado es sencillo: nada de agua durante las 48 horas siguientes a que os pongan las extensiones (tampoco recomiendan tomar el sol) y peinarlas cada día con un cepillo que os dan al terminar la sesión, similar a los aplicadores de máscara de pestañas.

El precio de las extensiones de pestañas en Franck Provost Ortega y Gasset 81 es de 80 euros. Duran aproximadamente un mes y después no hay que volverlas a poner, sino que se rellenan las que se han ido cayendo de manera natural. El precio del relleno es de 30 euros.

He aquí el resultado:

¿Qué os parece? ¿Os atreveríais con pestañas extralargas sin necesidad de rímel?