Adelgazar es uno de los grandes propósitos de cada año. Y para conseguirlo solo hay …
Mea culpa. Lo siento en el alma. Yo fui de las que contribuyó al hashtag #CallejaSoraya poniendo el grito en la tecla porque la vicepresidenta se fue al Camino de Santiago con las canas sin teñir.
La verdad es que mi pajarito debería tener un poquito más sereno su piquito, porque enseguida pensé que los recalcitrantes de derechas me pondrían colorada por meterme con la vicetísima y los contumaces de izquierdas me tirarían de las orejas (con aros incluidos) por ser tan machista como para fijarme (solo) en el pelo de una mujer que tiene bajo la melena un cerebro con el que dirige España (con permiso de Mariano).
Parto de la base de que yo critico a todo el mundo. La primera a mí. Y no me gustan las personas públicas que tienen pinta de descuido (aunque yo viva en mis carnes eso de no tener un minuto para mirarme al espejo, y mira que no llego ni a vicepresidenta de mi comunidad de propietarios porque hasta eso me sobrepasaba). Pero también digo que, igual que a la vice se la conoce por su nombre y a sus compañeros hombres, por el apellido, a Luis (De Guindos) nadie le afea que no se arregle los cuatro pelos que le asoman detrás de la oreja, con ricillo incluido, mientras que yo misma despellejo a Sáenz de Santamaría porque no le haya dado tiempo a ir a la pelu.
Lo que me hace gracia del asunto es que las que nos han acusado de machistas a las buscacanas en su día pusieron el grito en el cielo por los retoques de De la Vega (otra vice con mando) y hasta la llamaban De la Vogue por el famoso reportaje en la revista ídem. Será que para los pelos también hay bandos, más allá de dónde te hagas la raya.
Dicho esto, Soraya, porque te aprecio y me pareces la más válida (con diferencia) del Gobierno (y probablemente de tu partido), te recomiendo que te des una sesión exprés con mi Puri en Franck Provost Ortega y Gasset 85. Mi pelu es experta en peinados contrarreloj. Allí te mimará con la coloración de barros de Secretos del Agua, mira…
Y si aun así eres de las que, como yo, te tienes que pintar las uñas en el coche, toma nota: L’Oreal Hair Touch Up es como los sprays con los que nos pintábamos el pelo de fucsia para disfrazarnos de rockeras… solo que ahora sirve para convertir lo blanco en marroncito. O así. Pintón es.
Y si ya eres la más atrevida y trendy del lugar, lo tuyo, Soraya, son las glitter roots: un movimiento beauty que arrasa en las redes sociales y que consiste, más que en tapar las raíces, en presumir de ellas aplicando brillantina en la raya que deja al descubierto la falta de tinte. Alma Luzón las hace de miedo, que lo sepas.
Por Noelia Jiménez