A Dios pongo por testigo… de que este año pasaré hambre

8 enero 2015

a dios pongo por testigo

Sí, como lo leéis. He sacado las tenacillas, me he hecho unos tirabuzones y me he tirado a la Sierra para proclamar, cual Escarlata cañí, que a Dios pongo por testigo de que este año pasaré hambre. Pensaba descolgar las cortinas y hacerme un vestido pero a) son muy translúcidas y b) no sé coser, así que lo dejé en unas mallas que me regaló mi amiga Aurora y me recogen bastante las lorzas.

Como media humanidad occidental, hoy, 8 de enero, vuelvo al cole de los propósitos. Mi coach, Paco León (como buena aprendiz de posturería que soy, tengo coach: mis bestias negras podéis criticarme cuanto queráis), prefiere hablar de objetivos y dice que, para que se cumplan, todo depende de mí (bueno, para los míos; para los tuyos depende de ti, non fotis). Así que ahí va mi primer objetivo: adelgazar. Pero no así, en genérico. No. Adelgazar hasta llegar a pesar lo mismo que el día de mi boda (es decir, seis kilos menos que esta mañana). Y ahora, siguiendo el itinerario marcado por Francis Lion, hay que hacerse la siguiente autoentrevista:

-Noelia, ¿para qué quieres alcanzar ese objetivo?

-Obvio, Francis. Para que me vuelva a servir la ropa que he desterrado en el armario y que, aunque me he leído con denuedo el libro de mi compi Ana Bermejillo Crear espacio (Plataforma Editorial), no me atrevo a tirar porque sí, esta vez sí, voy a recuperar mi cintura.

-¿Qué beneficio vas a obtener cuando peses seis kilos menos?

-¡Pero qué preguntas tienes! Voy a estar cañón… y, aunque ya estoy casada y no trato de ligar, me ahorraré sesiones de psicólogo porque mejoraré mi autoestima. Y si da la circunstancia de que me vuelvo a casar, podré volver a ponerme el mismo vestido (esto lo borro porque no tengo pasta para volver a casarme y porque supongo que trae mala suerte vestirse igual en dos bodas cuando tú eres la novia).

-¿Qué vas a hacer distinto en esta ocasión?

-Mmmmm… ¿ejercicio? Llevo tres días saliendo a andar (rápido) con mi maridín y me duele el culo, así que creo que es buena señal, ¿no? Ah, sí, también comer menos, que ya sé que lo único que adelgaza es lo que se queda en el plato… salvo el limón, que según leo en El limón astuto (de Julie Frédérique, La Esfera de los Libros), «con sus 19 calorías por cada 100 gramos y sus propiedades digestivas y antitoxinas, el limón es un magnífico aliado de los regímenes adelgazantes». Así que si me veis cara de agria durante estos meses, no os asustéis.

-¿Qué vas a dejar de hacer para llegar al reto?

-Veamos… No más vinos, no más pinchos, no más postres, no más pan fuera del desayuno, no más hidratos por la noche… Joder, qué vida tan triste.

-¿Cómo va a afectar a tu entorno que lo consigas?

-Si mi marido no me deja por el camino, le encantará verme encantada. Digo yo.

 

Por Noelia Jiménez

 

 



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