Con el comienzo de cada año llegan las agendas gastronómicas y guías de restaurantes que …
«Es una pena que Iris no fuera a aquella escuela». Diez palabras. Solo diez. Y cambian una vida. Es la historia de Iris, el nuevo personaje de Agnès Martin-Lugand, la mujer que ha revolucionado el mundillo literario en Francia. La única que ha conseguido que una editorial gala (la prestigiosa Michel Lafon) la contratase después de una exitosa autoedición en Amazon.
Conocemos a Agnès en Madrid, en la sede de la editorial Penguin Random House. Más parisina no puede ser. Achanelada, delgada, con su vestido de punto, recto y tableado, y su camisita de cuello bebé mínimo asomando por encima de la clavícula. Sonríe todo el tiempo. Tiene sonrisa de niña. Los ojos (creo que azules) le brillan. Y habla de El atelier de los deseos como si ella misma se hubiera hecho los patrones de los suyos propios. Porque, de algún modo, así ha sido.
Iris, la protagonista de esta segunda novela, cambia su vida para cumplir su sueño. ¿Es lo mismo que hiciste tú cuando decidiste publicar tu primera novela en Amazon?
Cuando decidí autoeditarme no creo que estuviera en busca de alcanzar mi sueño, más bien tenía muchas ganas de ir hasta el final de este proyecto un poco loco de escribir al mismo tiempo que me estaba ocupando de mi hijo porque ese sueño lo tenía desde hace mucho tiempo. Quería ver lo que pasaría y decir: “Por lo menos lo he probado”.
¿Cuál fue el primer momento en el que te sentiste escritora?
Cuando empecé a tener lectores desconocidos. Antes decía que intentaba escribir historias pero era muy pretencioso para mí decir “voy a ser autora”… y a veces sigo teniendo dudas sobre ello. Cada nueva novela que empiezo me hace preguntarme: “¿Voy a conseguirlo? ¿No habrá sido que se te apareció la luz? ¿Serás capaz de volver a lograrlo?”.
¿Esto quiere decir que ya hay una tercera novela?
Sí, hay una tercera novela que dentro de dos meses sale en Francia y que es la continuación de La gente feliz lee y toma café.
Volvamos a la historia de Iris. Ella decide cumplir su sueño de ser modista… pero con una vida acomodada, como la que le ofrece su marido médico, parece fácil lanzarse a cumplir un sueño.
Cuando Iris decide marcharse a París para empezar su formación de modista su deseo más profundo es no poner en peligro su pareja. Piensa que quizá convirtiéndose en la costurera que quiere ser su marido la querrá como al principio, porque sufre profundamente porque su pareja se deshace y su esposo ni siquiera la mira. Pero al mismo tiempo Iris necesita existir por sí misma, no se conforma con ser la mujer de su marido.
El tiempo entre costuras, Velvet, ahora tu novela… Parece que se han puesto de moda las costureras. ¿Por qué has elegido tú esta profesión para tu protagonista?
Quería que Iris tuviese una actividad artística y tengo una pasión particular por la moda porque siempre mi casa estaba llena de máquinas de coser: mi madre, mis hermanas, mis abuelas… todas cosían. Incluso mi abuelo materno era peletero creador de moda. Una anécdota: mi madre me ha regalado un maniquí de madera y de tela que era el que usaba mi abuelo y lo tengo ahora en mi despacho. Soy una costurera de los domingos, tengo mi máquina de coser y por eso elegí este mundo.
Así que coses…
He intentado hacerlo, fijándome en mi madre. No hago nada muy complicado: manteles, fundas para las almohadas, sé hacer bajos de pantalones… sueño con poder coser como Iris pero creo que no lo conseguiré jamás. Es el placer de fabricar pequeñas cosas lo que me gusta.
Dices que escuchas música cuando escribes. ¿Qué tipo de canciones te inspiran?
Escucho música contemporánea, artistas anglófonos. Es indispensable para mí, necesito tener toda la banda sonora original de mi novela cuando estoy escribiendo. Cada escena tiene su música y la escucho una y otra vez cuando la trabajo.
¿Y cuál sería la banda sonora de El atelier de los deseos?
Empieza por dos canciones de Sigur Ross, sigue con James Blunt, London Grammar… También hay en ella mucha música de Placebo, Muse, Florence + the Machine…
La idea de la primera novela surge por un reportaje que viste en televisión. ¿Y la de esta segunda?
Partí de la constatación de que muchas personas, hombres y mujeres, se pregunta en un momento de su vida: “¿Habrá escogido alguien por mí? ¿Puedo intentar cambiar algo? ¿Estoy en el lugar que me conviene? ¿Está bien lo que estoy haciendo? ¿No debería buscar algo más para saber quién soy?”. Yo misma me lancé a esta aventura loca de escribir y hacer una pausa como psicóloga, pero fui más allá con Iris, porque en su caso pone en cuestión su vida entera.
¿Cómo te ayuda la psicología a la hora de componer personajes?
Antes de escribir, antes de lo que llamo la escritura pura, construyo mis personajes y el escenario completo de la novela. Cada escena existe y sé por qué la quiero hacer, desde el principio hasta el final. Ahí es donde creo que interviene mi formación como psicóloga, al dibujar la historia de cada personaje, para hacerlos lo más complejos posible. Les creo heridas, traumatismos que van a tener consecuencias en algunas partes de la novela y van a explicar tal o cual reacción durante la historia. Creo que mis conocimientos de psicóloga me ayudan a trabajar su evolución. Incluso el personaje principal quiero que tenga una evolución psíquica, que no sea la misma persona al final de la novela.
¿Cómo han contribuido las redes e Internet a tu éxito?
Cuando me lancé a la autoedición no tenía Facebook, me daba mucho miedo, y de repente ya no tuve elección. Lo que me parece maravilloso es la posibilidad de tener un contacto directo con los lectores. Me fascina recibir sus mensajes y tengo la suerte de que me escriben de distintos países del mundo y comparten conmigo sus sensaciones sobre la novela. Después es verdad que el lado vírico de las redes sociales, compartir la información, es una facilidad para dar a conocer las novelas a personas que jamás se hubiesen acercado de otra manera a ellas.
¿Quién es la persona más crítica contigo?
Yo.
¿Y después de ti?
Mi marido. Hablo mucho con él de las novelas cuando las estoy construyendo y le utilizo como conejillo de Indias, aunque a veces me dice que parece que hablo sola. En ocasiones me dice: “para. Esto no va bien, es un petardo… yo me lo imagino más bien así…”. Es mi primer crítico y para mí su opinión resulta indispensable.
Qué curioso, un hombre crítico de novelas románticas.
Estoy muy sorprendida porque me decían que solo iba a tener lectoras femeninas, y es verdad que me leen sobre todo mujeres, pero tengo lectores hombres que tienen una interpretación muy justa de la novela. Es muy interesante para mí tener esta mirada… y al final los hombres también son unos románticos incorregibles.
¿En qué lugar de Madrid podrías inspirarte para escribir?
La verdad es que pasé unos días en Madrid hace años, cuando era estudiante, y voy a aprovechar la promoción de este libro para poder conocer mejor la ciudad… ¡tengo muchas ganas! Así que cuando acabe la promoción podré responder a esta pregunta.
Entonces, dinos, ¿cuál es tu lugar literario de París por excelencia?
Tengo mi lugar, un lugar en mi corazón, el café literario que me inspiró mi primera novela. Se llama La Belle Hortense y está en Rue Vieille du Temple.
Traductor: Juan Carlos Durán Romero
Ed. Alfaguara
256 págs. 18 euros
Texto: Noelia Jiménez
Fotos: © Paolo Pizzimenti