¿Qué tiene de especial un retrete? ¿Una sala de espera? ¿Los pisapapeles? ¿Los filamentos de …
He de confesar que cuando me propusieron entrevistar a la autora de un libro llamado Pequeño cerdo capitalista me dio como repelús. No me gusta hablar de dinero y no creía que las finanzas fueran un asunto muy estiloso (no desde luego ahora, con tanto corrupto suelto). Pero luego me lo pensé mejor: quizá me vendría bien una entrevista-enseñanza-reprimenda porque (oh, sorpresa) YO TAMPOCO SOY CAPAZ DE AHORRAR.
Salvados los primeros prejuicios, llegan los segundos. Seguro que la autora es una economista estirada. Una pija. O una hipster de salón con la camisa de cuadros de acabado envejecido pero recién comprada. Y entonces conoces a Sofía Macías y ves que ni lo uno ni lo otro ni lo de más allá. Es una periodista mexicana especializada en economía y finanzas con 30 añitos recién cumplidos, inteligente, divertida y (sí, dejad de leer las envidiosas o corred a por la sal de frutas) encima guapa. Vamos, que no le pega nada lo de «pequeña cerda capitalista».
¿El capitalismo es cosa de cerdos?
La historia del título tiene que ver con una anécdota personal. Mi mejor amiga, Alejandra, es un desastre con el dinero. Cuando teníamos veintiún años estábamos en una fiesta y le dije: «Ahora estás ganando dinero y nunca tienes un centavo… ¿cómo vas a hacer cuando tengas que pagar una casa o cuando seas mayor y necesites dinero?». Ella me contestó cómo lo hacía yo y le respondí: «Tengo un pequeño fondo de inversión y parte está en la bolsa». Entonces me miró y me dijo: «Eres una pequeña capitalista». Creo que me quería decir: «Eres un cerdo capitalista», con esa idea de los capitalistas como cerdos avariciosos que andan viendo cómo se aprovechan de los demás. Entonces me quedé pensando en el prejuicio que tenemos con el dinero: creemos que si no soy avaro no puedo saber de dinero porque eso es «de otro tipo de gente». Y nos equivocamos. No tienes que convertirte en un gran cerdo capitalista, pero sí en uno pequeño, con educación financiera. Lo peor que puedes hacer es ser tonto con tu dinero porque ahí sí algún cerdo capitalista lo va a aprovechar. Desde mi punto de vista, más que una postura ideológica, aprender a manejar el dinero es una postura de usuario.
El libro surge tras el éxito de tu blog, Pequeño cerdo capitalista, en el que recibes preguntas de usuarios que tienen problemas con su dinero. Cuando llegas a España, ¿ves más o menos educación financiera que en México?
Estamos casi igual en todos lados. Acaba de salir la prueba PISA de educación financiera y en Estados Unidos la mitad de los chavales suspendieron. En España la historia no debe de ser distinta. Todos tenemos ciertos problemas para ahorrar, para usar el crédito… porque no es algo que se hable en todas las casas ni en la escuela. Entonces, ¿dónde lo aprendes?
Y en materia financiera, ¿en qué encuentras que «Spain is diferent»?
España en muchas cosas es otro mundo, como por ejemplo los derechos de los deudores: si aquí tienes una deuda quizá en tu reencarnación vuelva a aparecerte, porque casi es hereditaria. En el asunto de las inversiones vemos claros problemas de transparencia y asimetría en la información, como se ha visto en el caso de las preferentes. También me llamó la atención el cobrador del frac: para empezar, allí no tenemos cobradores tan elegantes [risas], pero lo que me sorprende más es que ciertas de esas prácticas van en contra del derecho al honor y son denunciables.
¿Nos avergüenza hablar de dinero?
Nos da vergüenza incluso preguntar si tenemos una dificultad económica. En muchos países de habla hispana (creo que es por la tradición católica de «el reino de los cielos será de los pobres») el tema del dinero es un tabú mayor que el sexo: la gente prefiere decirte si lo hace arriba o abajo, con látigo o sin él, antes que hablarte de dinero. Como hay poca apertura hay mucho mito y donde hay mucho mito hay muchas equivocaciones.
¿Y cómo le dices que ahorre a alguien que cobra 400 euros al mes?
Cuanto más escaso es el dinero mejor administrado tiene que estar y te lo digo viniendo de México, donde el nivel de ingresos es más bajo (el salario medio son 6.000 pesos, un poco más de 320 euros). El asunto del ahorro a veces se considera que tiene que ver con los altos ingresos, pero tiene que ver con la administración. Si cobras 400 euros no podrás ahorrar 100 euros al mes, pero quizá sí 4 ó 5, o haciendo un gran esfuerzo, 20… y esos 20 euros al mes, al cabo del año son 240 euros.
El pretexto para ahorrar es «no me sobra para ahorrar». Entonces hay que invertir el orden: en cuanto recibo mis ingresos tengo que separar la cantidad del ahorro y ponerla fuera de la cuenta que se usa para los gastos corrientes. No hay que dedicarse a vivir a pan y agua, sino cambiar la metodología del ahorro: más que privarte de cosas hay que emplear trucos para no hacerse trampas a uno mismo.
¿Qué tipo de trucos?
«Quítamelo que me lo gasto» es el gran truco: apartar el dinero destinado al ahorro de forma automática en otra cuenta. Generar ingresos extra es otro truco: en el libro cuento el ejemplo de una fotógrafa que tenía como hobby el karaoke. Alguien le dio la idea de alquilarlo para fiestas… y llegó un punto que casi ganaba igual que con su profesión como fotógrafa.
Una vez escuché a alguien decir que su truco para ahorrar era que en su cuenta, cada mes, hubiera un poco más de dinero que el mes pasado.
¡Eso está genial! De poquito en poquito se suma un montón. No hay que ningunear el dinero, porque cada centavo importa. Los cinco euros que puedes ahorrar ahora son más reales que esperar a poder ahorrar 100 euros al mes.
Cuando no tienes claro un objetivo, parece que te están quitando el dinero. También es importante tener claras las prioridades: si no sabes cuáles son tus metas cualquier cosa es buena para gastar. Lo ideal es escribir la meta, con el plazo, cuánto cuesta o qué implica hacerlo y qué voy a modificar para lograrlo.
Confiesa: ¿cuándo te ha costado más trabajo ahorrar?
En mi caso fue al revés. Yo me di cuenta de todo lo que había perdido por no tener buenas finanzas. Cuando tenía veinte años estuve dos años ahorrando para irme de viaje mochilero con mis amigas y cuando volví me di cuenta de que si hubiera invertido ese dinero me habría ido con 100 euros más.
Pero invertir da miedo… Tememos perder lo que con tanto esfuerzo hemos ganado.
Yo también he perdido: durante la crisis de 2008 el 50% de mi portafolio estaba en acciones y se redujo a su mitad, pero tienes que ir aprendiendo. El drama llega cuando no se puede recuperar el dinero y por eso es muy importante analizar bien las inversiones antes: ¿estás prestando o te estás convirtiendo en socio de la deuda, como en el caso de las preferentes?
Con la ética hemos topado…
Las preferentes casi se cuecen aparte porque es una mezcla de falta de ética, probablemente de regulación… Pero si sabes hacer las preguntas correctas hay menos posibilidades de fallar. El principio básico de Warren Buffet es «No inviertas en lo que no entiendas» y eso no puede convertirse en un círculo vicioso de no invertir nada porque no entiendo nada, sino entender cada vez más para poder diversificar las inversiones.
Imagina que te toca la Lotería de Navidad. ¿Qué harías con ese dinero?
La estrategia de inversión tiene cuatro pasos: lo primero es saber para qué quieres utilizar el dinero y en función de eso defines el plazo. En función del plazo defines el nivel de riesgo: si tienes poco tiempo para invertir no te la puedes jugar pero si tienes más tiempo tienes también más posibilidad de recuperar y puedes asumir más riesgo. Y cuando sabes el riesgo puedes determinar cuáles son los instrumentos que tienen más rentabilidad. Por ejemplo: el dinero de las vacaciones no lo puedes invertir en bolsa porque tiene mucho riesgo a corto plazo y si tenías pensado quedarte en un hotel de cinco estrellas te quedarás en uno de mil, porque las verás todas acampando al aire libre.
¿Y con la paga de Navidad? ¿Qué aconsejas hacer?
La paga navideña aconsejo dividirla en tercios: uno para los gustos (hay que disfrutar del dinero que te ha costado tanto ganar), otro para tu salud financiera (reparaciones, deudas…) y otro para empezar el año con el pie derecho, para destinar a un fondo de emergencia.
¿La filosofía de tu libro entronca con el elogio de lo barato?
Lo que tienes que hacer es un consumo inteligente, que implica obtener la mejor opción para tus necesidades equilibrando precio y calidad. Si lo que necesitas es tener lo más accesible posible porque el presupuesto da para eso hay que enfocarse en el precio pero si es una compra a largo plazo lo barato puede salir caro. Tener unas finanzas sanas no equivale a ser avaro: las finanzas sanas consisten en tener un equilibrio para tener calidad de vida en el presente sin hipotecar tu futuro, porque el futuro llega más rápido de lo que pensamos.
Por Noelia Jiménez
Fotos: Javier Arroyo
PEQUEÑO CERDO CAPITALISTASofía Macías
Ed. Aguilar
312 págs.
17 euros
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