En la semana de San Valentín comemos más bombones que nunca: las ventas de bombones …
Altanza lleva 20 años velando por el buen hacer de sus vinos en cada uno de los pasos del proceso de elaboración -desde el cultivo, la selección del fruto hasta el etiquetado final de una botella o la atención personalizada al visitante-, detalles que han convertido a la bodega en una marca de prestigio a nivel mundial. Lo demuestra que algunas de sus etiquetas -como el exitoso Edulis- se pueden disfrutar en 50 países.
Precisamente una tendencia que podemos observar en comercios o restaurantes es el veganismo, que no sólo hace referencia a la alimentación sino también a los hábitos sociales y de consumo. También se tiene en cuenta que en los procesos productivos no estén involucrados animales y que los proveedores demuestren una sensibilidad especial por la sostenibilidad ambiental. Precisamente esto es lo que hace Altanza porque los vinos veganos son ya una realidad cada vez más solicitada.
¿Pero puede ser un vino vegano? Para empezar, debemos conocer que en el proceso de elaboración de los vinos se pueden emplear productos de origen animal, como por ejemplo la clara de huevo, la caseína -una proteína derivada de la leche- o gelatina -que se obtiene de cartílagos de animales, casi siempre de pescado-, que se usan en enología para clarificar los vinos, esto es, para limpiarlos y eliminar impurezas. Por eso, ante esta demanda del público, Altanza ha modificado el sistema de clarificación de sus tintos -cambiando los productos de origen animal por los de origen mineral- para que los veganos puedan disfrutarlos. Unos vinos que cuentan a partir de ahora con el certificado V-Label de la Vegetarian European Union.
Así, etiquetas tan reconocidas como el exclusivo Club Lealtanza Reserva, siempre de edición limitada -y con muy buenas puntuaciones de la última añada en las guías especializas- o Lealtanza Reserva -medalla Platino en el concurso Decanter World Wine Awards con la etiqueta de 2011- suman ahora este nuevo distintivo… Lo mismo ocurre con el internacional Edulis o el cada vez más demandado Hacienda de Valvarés, estos serán además los primeros en salir al mercado con el sello.
Pero además, la mayoría de vinos veganos suelen proceder de cultivos de viñas ecológicas, esto es, de viñas que no han sido tratadas con abono o plaguicidas químicos artificiales. Así que aparte del proceso de clarificación, es importante el cuidado de la vid desde el momento de la siembra, por ello en Altanza mantienen una producción sostenible, respetando en todo momento la naturaleza y más en concreto las 175 hectáreas en propiedad con las que cuenta.
Para los que quieran conocer más de esta casa, Altanza elabora desde 1998 vinos para todo tipo de paladares con un estilo propio, más vivaz y aprovechando los medios tecnológicos del momento sin perder ese carácter tradicional para optimizar procesos y seguir logrando los mejores resultados. Ubicado en un ecosistema privilegiado, se puede observar en su viñedo la diversidad de uvas que surgen de sus suelos arcillosos y calcáreos en las diferentes orientaciones e inclinaciones del terreno. Así, las variedades tempranillo y sauvignon blanc, comparten la tierra con un espectacular olivar de 60 hectáreas.
Además cuenta con una divertida propuesta enoturística que de cara a primavera se convierte en una irresistible escapada a La Rioja. Aparte delas visitas guiadas con un recorrido por las instalaciones y una cata de reservas extraídos directamente de barrica, ofrece toda una experiencia 360º en la que introducirse de lleno en la historia y el mundo de la bodega. Se trata de un viaje por el tiempo digno de vivir al menos una vez en el que adentrarse en la tierra, el clima, los sabores y los aromas… Otra forma de descubrir también el entorno es con la actividad Bike & Wine -para los más activos- donde se conocerá el paisaje riojano de la mano de un guía mientras se comprueba de una forma amena y curiosa los diferentes trabajos que se llevan a cabo en la viña.