Madrid, un patrimonio que compartir

12 noviembre 2015

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Por Juan Carlos Antón

Noelia, amiga a la que mucho quiero y profesional a la que admiro, me invita a hablar de Madrid. Lo hace con franqueza, de frente y por derecho– que se diría en el argot taurino-. Y yo, acometo con gusto.

Mi historia con Madrid comenzó hace relativamente poco. Digo “relativamente” porque el tiempo puede medirse en años o en vivencias. Y, si es por estas últimas, parece que fue hace una eternidad cuando- aún con el dorado de los campos de Castilla en mis ojos- me sorprendí desbordado por el incesante tintineo de los luminosos de la Gran Vía.

Gran Vía de noche. Sergio Garcia Murillo. Madrid a tu estilo

Llegaba presto a emprender una nueva etapa de mi vida con un maletín lleno de metas, ilusiones, proyectos, un ordenador con archivos revisados y un cuaderno en blanco en el que anotar lo bueno y malo de la vida. Probablemente sin saber que esas cosas quedan grabadas para siempre, nos guste o no, en el corazón.

 

Comienzo hoy a escribir de una ciudad para la que solo guardo agradecimiento. La misma que con dieciocho recién cumplidos me acogió para enseñarme que todos somos iguales entre nosotros y, a la vez, muy pequeños frente al mundo.

 

En Madrid he aprendido a valorar la belleza del camino sin perder de vista la meta, he cosechado las amistades más leales, he reído y he llorado pero nunca me ha faltado alguien con quien compartir ni lo uno ni lo otro y también he encontrado la soledad tan deseada en algunos momentos.

 

Por supuesto, también conocí lugares y gentes maravillosas que ahora, si me permiten, me gustaría compartir con ustedes porque Madrid es un patrimonio lo suficientemente amplio y bello como para no guardárselo para uno mismo.

 

Ilustración: Juan Iranzo

Foto destacada: Sergio García Murillo vía Flickr.

 



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