Césped artificial: la clave para un jardín verde en otoño

El final del veroño llegó. Las hojas van a comenzar a caerse y los jardines, a quedarse tristes. Pero mientras vuelven las oscuras golondrinas hay una solución para no enmohecerse al mirar por la ventana: césped artificial.

El césped artificial ya no es como antaño, una especie de moqueta que canta a plástico a cien metros y que no pisarías descalzo ni harto de tequila. El sector se ha puesto las pilas y ha convertido este elemento decorativo en un plus para sacar el máximo partido de cualquier estancia exterior de la casa. Como explican en Intercésped, expertos en césped artificial en Madrid, “para un espacio abierto como una terraza, un balcón o un jardín, escoger césped artificial decorativo es una elección muy acertada. Proporciona sensación de calma, lo que invita a disfrutar del tiempo de ocio en el hogar”.

Pero no todo es belleza, sino que el césped artificial también es funcional: es duradero, evita gastos en agua y abono y la instalación es sencilla (la puedes hacer tú mismo, aunque cuentan con instaladores expertos para que no tengas que preocuparte por nada).

Además del hogar y espacios públicos en locales de restauración, parques infantiles o guarderías, el césped artificial es uno de los grandes aliados de los espacios deportivos. Este tipo de material “retiene el agua, absorbe impactos e incluso optimiza los giros y el impulso de manera uniforme en todo el terreno —explican desde Intercésped—. Además, la durabilidad y el fácil mantenimiento de estas superficies se suman al ahorro de agua, sobre todo en zonas de baja pluviometría”. Así, frente a las 200 horas (aproximadamente) que permite jugar un campo de césped normal, el campo de césped artificial dura indefinidamente. Es por ello que cada vez más campos de tenis, pádel, fútbol y golf en Madrid eligen este tipo de material.

Foto destacada: @Marc Wilnauer vía Unsplash.